Wednesday, June 8, 2011

Edgar Silva - De trago en trago



Edgar Silva de Quito Ecuador fue tremendamente impactado por los maltratos y abusos que su madre recibía de manos de su esposo alcohólico, aquella dura realidad le convirtió en un joven inseguro quien juró jamás seguir el ejemplo de su padre.

Desde muy temprana edad Edgar Silva vivió en carne propia las consecuencias de haber crecido en un hogar disfuncional

El hecho que marca su vida es el divorcio de sus padres que se dio cuando él aún era un niño, esto provocó que se convirtiera en un niño inseguro y acomplejado sin embargo en medio de su inseguridad y complejos aprendió a defenderse por sus propios medios.

La ausencia paterna, marcaría su vida convirtiéndolo en un niño rebelde y esta situación se complicaría aún más con la llegada de un nuevo miembro a la familia.

Su madre se vuelve a casar. Sin embargo este nuevo matrimonio no resulto ser lo que su madre anhelaba y lo único que lograría sería producir más dolor al corazón lastimado del pequeño Edgar.

El consumo exagerado de alcohol por parte de su padrastro, destruyó aquel matrimonio ocasionando fuertes heridas en todos, heridas que Edgar prometió nunca causar.

Edgar en ese momento hizo un compromiso y dio su palabra, "Mami cuando sea grande yo nunca voy a tomar".

Edgar se esforzó en cumplir aquella promesa sin embargo al ir creciendo adquirió amistades que influyeron drásticamente en su decisión.

Su promesa de derrumbo, lo que él tanto despreciaba fue lo que hizo, su primera ingesta de alcohol terminó en borrachera, y Edgar se dio cuenta que ese niño tímido al hacer contacto con la bebida, se convierte en un niño aparentemente seguro, desinhibido, extrovertido y agresivo.

De esta forma al llegar a la juventud, Edgar ya se había convertido en un individuo extremadamente violento que solo encontraba consuelo en el alcohol, sin embargo consiente de que necesitaba cambiar, decidió ingresar al ejercito en busca de corregir su complicada vida.

Pensó que el nuevo ambiente militar de disciplina y deporte le ayudaría a superar el consumo de alcohol, pero sus expectativas no se cumplieron, todo siguió igual.

“Lo que yo hacía cuando bebía, yo trataba de sacar esa frustración, esa ira, y cuando entro al ejercito, hago exactamente lo mismo”, dijo Edgar

Pero su rebeldía y su carácter hostil generarían severas enemistades, inclusive con oficiales superiores.

Esa actitud le costó su carrera militar generándole, una nueva crisis emocional que afectaría aún más su vida.

La frustración que le produjo, su expulsión del ejercito incrementaría sus niveles de violencia y de consumo de alcohol.

La dura disciplina de la vida militar no ayudo a Edgar Silva a lograr su objetivo, el salio de la academia militar más amargado y mas rebelde, con una sed de odio que nada podía calmar.

“Como salgo del ejercito con una formación para pelear y ahora que estoy en la vida civil yo con dos o tres tragos comenzaba a buscar pelea”, recuerda Edgar.

Edgar intentaba a luchar contra su adicción y su carácter y nuevamente intentaría darse otra oportunidad.

Volviendo a la universidad Edgar conoce a una mujer muy especial y buscó acercarse a ella. Ellos iniciaron una relación amorosa, sin embargo Edgar no cesaba de consumir licor.

Para ella fue un golpe muy duro darse cuenta que Edgar tenía una enfermedad, pero, que si Edgar continuaba con ese estilo de vida no tendría ningún futuro, aún cuando sabia que en el fondo Edgar la amaba.

Los niveles de alcoholismo de Edgar, parecían no tener limites y pronto empezaría a lastimar a las personas que él más amaba.

“Me desaparezco días y son días en los que mi madre se pasa sin dormir, esto llego a enfermar la vida de mi madre y ella fue a parar al hospital paralizado su cuerpo. En esos días yo no la fui a visitar, yo seguí bebiendo".

Edgar recuerda, “haber estado bebiendo un mes completo y es ahí donde me doy cuenta de que solo no puedo y voy a Alcohólicos Anónimos. Cuando ingreso al grupo veo un cuadro con un mensaje que penetra mi corazón y decía "Solo por la gracia de Dios" y yo comencé a llorar y dije sí esto que yo tengo debe ser solucionado solo por la gracia de Dios”.

La ayuda que recibió en Alcohólicos Anónimos le permitió mantenerse sobrio por más de un año, sin embargo una fuerte recaída lo golpeo severamente.

Edgar se sentía atrapado creía que nada ni nadie podían sacarlo del foso al que le había llevado su alcoholismo, pero en una reunión de Alcohólicos Anónimos, conocería a unas personas que le hicieron una invitación a un lugar especial.

Estas personas le comparten de Dios y lo invitan a la iglesia, ahí Cristo toca su vida, el Señor habló a su corazón diciéndole, “Deja de huir Yo Soy real”. Edgar comenzó a llorar y le dijo al Señor, “no voy a huir más de ti yo rindo mi vida, Dios te amo y te necesito”.

En aquel lugar Edgar aceptó a Jesús como el Señor y Salvador de su vida y aquel día Dios le dio la fuerza necesaria para abandonar definitivamente su alcoholismo.

Edgar recuerda, “Lo primero que Dios hace conmigo es sanar mi corazón y comienzo primero a pedir perdón a Dios, pero un perdón acompañado de acciones”.

Su esposa fue testigo del nuevo Edgar que estaba apareciendo, “me dí cuenta que si había un cambio, que ese cambio estaba llegando, el cambio que tanto habíamos anhelado mi suegra y yo, ahí pudimos nosotros fortalecer más nuestra relación y poder hablar más de un matrimonio”.

Hoy Edgar es un hombre totalmente rehabilitado, que le sirve a Dios cada momento.

“Mi gratitud se ve reflejada en que rendí mi vida a El para servirle por completo, mi vida es de El, mi pasión es de El, mi mensaje es El y hay un mensaje de esperanza de que en Cristo Jesús sí se puede, de que solo El tiene la última palabra, Yo quisiera primero decirles que si se puede y que solos no se puede y que por lo tanto se necesita ayuda, busque ayuda con un grupo de personas y busquen una iglesia donde sean edificados en su vida espiritual. La manera más cobarde de matarse es de trago en trago, rinda su vida a Jesús, que si Dios pudo conmigo puede con cualquier persona”.

No comments:

Post a Comment