LIBRO DE JEREMÍAS CAPITULO 10 VERSICULO 10
En lo que va del año hemos visto como la tierra nos ha dado ciertas sacudidas con movimientos que han causado pánico en cada uno de los ciudadanos de esta republica, los entendidos alertan sobre la necesidad de que estemos preparados porque a su entender estos movimientos solo son el aviso de que algo grande pudiera pasar.
Pero lo que me mueve a escribir estas cortas líneas es ver la forma como nos manejamos los seres humanos y como súbitamente recordamos que existe un Dios en este mundo e imploramos su presencia y su misericordia para que aleje de nosotros cualquier tipo de maldad y que perdone cada uno de nuestros pecados.
Es cierto que la realidad es dura de ver y cuando las calamidades nos tocan hay un acercamiento a Dios por el temor de que seamos castigados por nuestros pecados, me causa pena el ver que los seres humanos solo nos acordamos de Dios cuando estamos en nuestros peores momentos, solo necesitamos de El cuando las cosas nos están saliendo mal, cuando nuestras vidas se ven en un peligro eminente, cuando ya no podemos solos y necesitamos la presencia de ese ser que nos da la fortaleza para soportar cualquier problema que se nos pueda presentar.
De alguna manera cuando las cosas están bien, cuando todo esta perfecto somos incapaces de recordarnos de Dios, solo existe en los momentos de angustias y no de felicidad, es sorprendente ver a la gente de rodillas suplicando e implorando la misericordia de Dios hacia nosotros cuando todo se nos viene arriba, Pero el señor es un Dios verdadero, es un Dios viviente, siempre nos a cumplido la promesa que estará con nosotros y eso debe ser en las buenas y en las malas, tenemos que mantener nuestra fe aun en los tiempos difíciles, aun en las noches de oscuridad, saber que siempre ha de salir el sol después de cada noche, no esperar que nos sucedan cosa malas para pedir su presencia y que no nos desampare.
Dios debe de estar presente en nuestras vidas siempre y debemos hacer de nuestros corazones su templo, en mundo siempre habrá terremotos, huracanes, plagas, enfermedades, complicaciones personales y colectivas, pero también siempre habrá un Dios, aquel que siempre nos ha de proteger, no esperemos a que todos estos males nos ocurran para saber que existe un Dios, no esperemos que suceda un terremoto para exclamar su presencia, debemos estar en paz con Dios y con nosotros mismos, para cuando llegue el día de nuestro encuentro con él ya nuestros pecados hayan sido perdonados.
Autor:
José Hernández
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